Diagnóstico situacional de la crisis de inseguridad en Ecuador

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Por Mario R. Pazmiño Silva

La crisis de inseguridad en Ecuador se visibiliza en hechos como el que durante el presente año haya experimentado un incremento sostenido de la criminalidad y la violencia. Tal circunstancia ha sido impulsada, principalmente, por la expansión del narcotráfico y la consolidación de organizaciones de crimen organizado transnacional en el país.

Este fenómeno se agrava por la crisis económica, la corrupción institucional, y la falta de un control estatal efectivo en ciertas regiones, lo que ha permitido a las bandas criminales ocupar vacíos de poder.

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Factores que contribuyen al incremento de la inseguridad

Ecuador evolucionó de ser un país de tránsito a un punto clave en la cadena de suministro del narcotráfico. La localización geográfica del país, con puertos estratégicos como Guayaquil, Posorja, Manta, Esmeraldas y Puerto Bolívar, facilita que los carteles mexicanos, colombianos y otras organizaciones criminales, utilicen Ecuador como un centro de acopio y distribución de drogas hacia Centroamérica, Europa y Estados Unidos.

Esto derivo en una feroz competencia entre bandas locales y transnacionales por el control de rutas marítimas, fluviales y terrestres, lo que elevó significativamente los niveles de violencia e inseguridad con mayor incidencia en las provincias costaneras y del oriente ecuatoriano.

Organizaciones de delincuencia organizada nacionales que mutaron y se convirtieron en micro carteles o carteles de primera generación como “Los Choneros”, “Los Lobos” y “Los Tiguerones” aumentaron su poder y presencia en diversas regiones del país, consolidando su control mediante actividades ilícitas como el tráfico de drogas, la extorsión, el secuestro y el sicariato.

Estas bandas desarrollaron una estructura sofisticada y conexiones internacionales que les permiten operar con impunidad en ciertas zonas o santuarios donde ejercen una gobernanza criminal, desafiando en unos casos a la autoridad estatal y, en otros, asumiendo competencias constitucionales.

Organizaciones de delincuencia organizada nacionales que mutaron y se convirtieron en micro carteles o carteles de primera generación.

El papel de la corrupción

Otro factor de incidencia en la crisis de inseguridad en Ecuador, es la corrupción dentro de las fuerzas de seguridad, el sistema judicial y otras instituciones públicas, la cual socava la capacidad del Estado para combatir eficazmente a las organizaciones delictivas. La inseguridad existente en todo el país genera un impacto profundo en la sociedad ecuatoriana, lo que afecta la vida diaria de los ciudadanos y el desarrollo económico del país.

El miedo y la percepción de inseguridad llevan a una reducción de la inversión, el turismo, y el comercio, especialmente en zonas controladas por la delincuencia. El sector más afectado es el empresarial que ha sido tomado como objetivo por las organizaciones delictivas para incrementar los secuestros, extorsiones y vacunas, ante la inacción gubernamental.

Estadísticas de la violencia durante el primer semestre del 2024

Desde enero a julio del 2024, Ecuador alcanzó una tasa de homicidios sin precedentes, al superar los 30 por cada 100 000 habitantes en varias regiones.

Los focos de mayor incidencia y violencia delictiva ocurren en las provincias de:

Esmeraldas,

Guayas,

Manabi,

Los Ríos,

Santo Domingo,

El Oro,

Sucumbíos,

Orellana, y

Pichincha.

Este incremento se debe principalmente a las disputas entre bandas que emplean el sicariato como estrategia de amedrentamiento entre organizaciones delictivas rivales. Se trata de grupos dedicados al narcotráfico que se enfrentan por las rutas y puertos de salida de la droga. La lucha por el control y consolidación en los santuarios y la actividad de microtráfico, favorece el crecimiento.

Los secuestros y extorsiones aumentaron notablemente, con un enfoque en empresarios, comerciantes y ciudadanos de alto perfil. Este tipo de delito genera un clima de inseguridad que afecta tanto a la vida cotidiana como a las operaciones empresariales.

En las principales ciudades del país los robos y asaltos se incrementaron, lo que afectó tanto a individuos como a establecimientos comerciales. La falta de respuesta efectiva por parte del Estado lleva a un incremento en la autoprotección y el uso de seguridad privada.

Sectores de mayor incidencia de las organizaciones delictivas

La crisis de inseguridad en Ecuador es generalizada en todo el país. No existe provincia o ciudad que se libre del auge delictivo. Sin embargo, existen algunas regiones en donde se concentra la mayor cantidad de hechos de violencia, lo que disparó las alarmas en el gobierno.

Parte de la respuesta estatal son los “Estados de Excepción”, los cuales tratan de controlar el incremento de la violencia, pero los resultados no son los esperados.

Estas son algunas de las ciudades y los diferentes santuarios donde se recrudeció la inseguridad y violencia:

a) Guayaquil:

Continúa siendo una de las ciudades más afectadas, con cantones como Durán y barrios como Cristo del Consuelo, Bastión Popular y la Isla Trinitaria, bajo el control de grupos criminales. Estas zonas se han convertido en focos de violencia debido a la lucha territorial entre bandas por el control del tráfico de drogas.

Guayaquil está a la cabeza con cantones convertidos en santuarios de los grupos criminales.

b) Esmeraldas:

Esta provincia está gravemente afectada por la presencia de grupos armados y narcotraficantes colombianos, una circunstancia que incrementó el número de homicidios y otros delitos violentos. Las ciudades de Esmeraldas y San Lorenzo son las más impactadas.

Grupos del crimen organizados ejercen el control en varios cantones de Esmeraldas.

c) Quito:

Aunque la capital está relativamente más segura en comparación con Guayaquil y Esmeraldas, en barrios como La Mariscal, La Roldós, y Chillogallo, Solanda, El comité del Pueblo, Calderón, aumentaron los robos, extorsiones y la presencia de pandillas que migraron desde el litoral ecuatoriano ante la presión de la fuerza pública.

d) Manabí y Los Ríos:

Estas provincias experimentaron un aumento en la criminalidad, especialmente en Manta y Babahoyo, debido al tráfico de drogas y la expansión de bandas delictivas.

La gobernanza criminal, el nacimiento de los microestados

La gobernanza criminal se asentó en barrios marginales de varias ciudades, donde las bandas imponen su ley y orden, ofreciendo protección a cambio de lealtad en una simbiosis perversa. Los barrios mencionados anteriormente en Guayaquil, Esmeraldas y Quito están entre los más afectados. La incapacidad del Estado para penetrar efectivamente en estos territorios permitió que las estructuras criminales se fortalezcieran.

La gobernanza criminal se conceptualiza como el control territorial, social y económico que organizaciones delictivas ejercen en ciertas áreas, reemplazando o complementando al Estado en funciones esenciales establecidas constitucionalmente como su responsabilidad.

En pocas palabras es la pérdida de soberanía por parte de las autoridades gubernamentales sobre espacios territoriales como barrios y en ocasiones cantones. Este fenómeno no es exclusivo de Ecuador, pero su presencia en el país creció de manera alarmante en los últimos años, lo que afecta gravemente la seguridad y la estabilidad social.

Estas organizaciones delictivas no solo se involucran en actividades ilegales, sino que también proporcionan servicios y regulan aspectos de la vida cotidiana en las comunidades que controlan, estableciendo una especie de “orden” paralelo o un “microestado”.

En Ecuador, la gobernanza criminal evolucionó rápidamente, influenciada por factores como el aumento del narcotráfico, la debilidad institucional y la expansión de redes criminales internacionales. Los santuarios proliferaron en todo el país, donde la gobernanza criminal comenzó a penetrar el tejido social en diferentes cantones y barrios ante la falta de la presencia estatal que en algunos casos es nula o mínima.

Los santuarios proliferaron en todo el país, donde la gobernanza criminal comenzó a penetrar el tejido social en diferentes cantones.

En Guayas, “Los Choneros”, “Los Lobos” y “Tiguerones” impusieron un control territorial casi absoluto en varios barrios marginales de Guayaquil como Monte Sinaí, Isla Trinitaria, Bastión Popular, Duran, entre los más importantes. En estos lugares, ejercen violencia, extorsión y traficando drogas. La pobreza y la ausencia estatal facilita su dominio.

En la provincia de Manabí —considerada como un punto estratégico para el narcotráfico debido a su ubicación costera— las organizaciones criminales controlan varias rutas de tráfico e instauraron un sistema de “protección”. Tal sistema consiste en el establecimiento de santuarios para sus operaciones, especialmente en barrios de Manta (Tarqui, La Pradera, Santa Martha) y Chone (La Victoria, El Cauca, Santa Rita) donde “Los Choneros” y “Los Lagartos” ejercen una gobernanza criminal.

La cercanía de Esmeraldas con Colombia, convierte a esta provincia en un punto importante para el tráfico de drogas y armas. Las organizaciones delictivas nacionales de los “Lobos”, “Tiguerones” y facciones de los “Choneros”, así como disidencias de las FARC operan en esta región, donde imponen su control en áreas rurales y urbanas. Este dominio ocurre, especialmente, en los barrios de las ciudades de Esmeraldas como la Guacharaca, Isla Piedad, 15 de Marzo; en San Lorenzo Sectores como la Bahía, San Felipe, La Tola y en Quinindé los barrios El Mirador, Las Palmas, Santa Marta, entre los más importantes de esta provincia.

La provincia de Pichincha y, especialmente, la ciudad de Quito, experimentó un aumento significativo en la presencia de bandas organizadas que controlan ciertas áreas periféricas de la ciudad, donde la violencia y el tráfico de drogas son comunes y donde la gobernanza criminal ha comenzado a extenderse rápidamente en la capital.

Facciones como los “Choneros”, “Los Lobos” y “Los Tiguerones”, tomaron el control en diferentes sectores como: La Comuna, Jaime Roldós, Loma de Puengasi, La Magdalena, Chillogallo, el Inca, Cotocollao, Calderón, Guamaní, Pisulí, el Panecillo, San Roque, La cima de la Libertad, Calderón, el Beaterio, Pomasqui, Tumbaco y Cumbayá.

Facciones como los “Choneros”, “Los Lobos” y “Los Tiguerones”, tomaron el control en diferentes sectores.

Recomendaciones político-estratégicas de ejecución inmediata

La gobernanza criminal en el país es un problema complejo que requiere un enfoque multifacético para su erradicación. Solo mediante el fortalecimiento de las instituciones, el desarrollo económico y la participación de la sociedad, se podrá recuperar las áreas controladas por el crimen organizado y restablecer el orden y la seguridad en el territorio.

Es necesario que el gobierno desarrolle algunas acciones político-estratégicas inmediatas para reducir la influencia de las megabandas en el tejido social.

Es crucial que el Estado fortalezca sus instituciones, especialmente en las áreas más afectadas, para recuperar el control territorial y restaurar la confianza de la población en el gobierno.

Muchas de las áreas bajo gobernanza criminal son extremadamente pobres por lo que es necesario la ejecución de programas de desarrollo social y económico para reducir la dependencia de la población en estas organizaciones delictivas.

Es preciso una reforma integral del sistema judicial y la fuerza pública para combatir la corrupción interna y mejorar su capacidad operativa en la lucha contra las organizaciones delictivas.

La gobernanza criminal en Ecuador está estrechamente vinculada con redes criminales internacionales. La cooperación con otros países es esencial para desarticular estas redes y cortar sus fuentes de financiamiento.

Las comunidades deben ser parte activa en la creación de soluciones, por lo que es menester promover la denuncia y la colaboración con las autoridades para desmantelar las estructuras de poder criminal.

La presencia disuasiva permanente en territorio por parte de la fuerza pública es vital para evitar el control territorial de las organizaciones delictivas.

En el país existen cerca de 167 santuarios donde las organizaciones delictivas ejercen una gobernanza criminal es primordial que las autoridades gubernamentales, se involucren en la solución del problema existente y presten una mayor atención a los escenarios que se están presentando en las diferentes provincias.

Escenarios para el último trimestre del 2024

La tendencia de crecimiento de la inseguridad en Ecuador sugiere que, sin intervenciones contundentes por parte del Estado, el nivel de violencia y criminalidad seguirá en aumento.

Las organizaciones criminales, con sus redes bien establecidas y su capacidad para corromper instituciones, continuarán ampliando su influencia, lo que podría derivar en un deterioro aún mayor de la seguridad pública y en desafíos significativos para la estabilidad social y económica del país.

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