El Tren de Aragua: la marca criminal (primera parte)
El Tren de Aragua representa la evolución del crimen organizado que, al amparo de un estado igualmente criminalizado, se ha expandido fuera de su territorio original para operar, no solamente en países de baja resiliencia, sino también —aunque en menor medida— en puntos de Estados Unidos. Tal avance lo ha llevado a establecerse como “marca criminal”.
Así lo concluye un informe elaborado por Douglas Farah, presidente de IBI Consultants y Pablo Zeballos, investigador en materias de crimen organizado y economías ilícitas, quienes en conjunto analizan el TdA y su actuación, especialmente en Chile. Se trata de una investigación sustentada en trabajo de campo, entrevistas realizadas a miembros encarcelados de la organización, victimas, así como el análisis de documentos judiciales.
En el estudio se establece que esta organización es una estructura delictiva de carácter innovador, depredador, extractivo, así como extremadamente violenta, que rápidamente se estableció como un actor principal de la emergente cuarta ola del crimen organizado transnacional en América Latina.
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Modelo de expansión del Tren de Aragua: adaptabilidad
La evolución del Tren de Aragua, sostienen Zeballos y Farah, lo ha llevado a no limitarse, como otros grupos o pandillas, al arraigo en sus comunidades de origen, sino que desarrolló un modelo de expansión de exoesqueleto que facilita su inserción en las comunidades nómadas de la diáspora y explotarlas en gran parte del continente.
De este modo, el TdA dejó de ser solo una organización dedicada al narcotráfico o al contrabando, sino que se erigió como una estructura sustentada en el control territorial que cobra impuestos y regula otras economías ilícitas en los territorios bajo su dominio.
Los especialistas en seguridad y crimen organizado consideran que esta estrategia en la que se combina el liderazgo jerárquico con la autonomía otorgada por las estructuras locales bajo su control, demuestra la gran capacidad de aprendizaje y adaptación del TdA.
En tal sentido, Douglas Farah y Pablo Zeballos advierten que sería altamente perjudicial si Donald Trump promueva el traslado de los presuntos miembros del TdA detenidos en Estados Unidos a una cárcel en El Salvador, toda vez que, al estar albergados en esta, miembros de otras organizaciones delictivas, podrían forjarse nuevas alianzas criminales.
Es decir, los expertos alertan que la solución podría derivar en el recrudecimiento de la problemática actual pues, en lugar de debilitar a estos grupos criminales, se les estaría brindado la posibilidad de refinar sus procedimientos y estructura, haciéndolas aún más peligrosas de lo que son en estos momentos.
Estructura trasnacional del Tren de Aragua
El Tren de Aragua tiene una estructura delictiva de carácter innovador, depredador, extractivo, así como extremadamente violenta
Una operación policial contra el TdA llevada a cabo en 2022 por la policía chilena, reveló la estructura y el funcionamiento de esta organización criminal que opera como un complejo trasnacional y exhibe una crueldad y brutalidad fuera de todo límite.
La Operación “Tren del Norte” conllevó a la detención de 16 individuos pertenecientes a “Los Gallegos”, una facción del TdA que operaba en la ciudad fronteriza de Arica. Siete homicidios, el entierro de víctimas vivas bajo losas de cementos, drogas, armas automáticas, granadas, gran cantidad de municiones, centros de tortura, prostíbulos, esclavitud, revelaron el nivel de crueldad y criminalidad de la megabanda.
La investigación llevó a la identificación de 350 individuos asociados al TdA en Chile, entre los cuales algunos ya cumplían condenas, sin que hasta ese momento se conociera su vinculo a esta organización criminal.
Designada como organización terrorista por la administración del Donald Trump, el Tren de Aragua opera en buena parte del hemisferio, erigiéndose como una “marca criminal” que, incluso, opera como franquicia.
Depredadores parasitarios
Farah y Zeballos desarrollaron una amplia investigación que los llevó a establecer que el Tren de Aragua es “una estructura internacional innovadora” que cuanta con un “apoyo significativo de actores de importancia dentro régimen de [Nicolás] Maduro en Venezuela y opera explotando las vulnerabilidades de la diáspora venezolana en el hemisferio”.
Eso sí, los especialistas subrayan que actúan, “no como cartel de drogas, sino como depredador, parasitario incluso como árbitro de todas las actividades ilícitas en las zonas que controla territorialmente”. Esto les permite obtener ingresos del secuestro, la extorsión, la prostitución, la trata de personas, el lavado de dinero, la minería ilegal, las operaciones criminales a demanda, así como del tráfico de cocaína y drogas sintéticas.
Es que lo patrones de consumo de cocaína fuera del hemisferio occidental, la proliferación de drogas sintéticas y la creciente presencia en la región de estructuras delictivas transnacionales extrarregionales, requerían de socios locales capaces de logar expandirse de manera invisibilizada.
Esta es la manera cómo el Tren de Aragua extiende su alcance y control territorial. Es el establecimiento de “células violentas, intimidatorias y coercitivas en comunidades de la diáspora que tienen poco acceso a la justicia o a las fuerzas de seguridad debido a su situación migratoria irregular”. Después, la violencia extrema, les permite la consolidación. A estas células se les ofrece la oportunidad de identificarse como parte del TdA a cambio de parte de sus ganancias ilícitas.
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